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El Yin Yoga es un estilo pasivo pero intenso del Hatha Yoga, compuesto por posturas que se mantienen de manera relajada de 3 a 5 min. (más tiempo en practicantes avanzados).   Al sostener las posturas y llegar tan profundamente calma el sistema nervioso central, estimula el flujo de la energía vital (Prana en India, Chi en china, o Ki en Japón) y te enseña a relajarte a nivel profundo.   Yin Yoga se enfoca en estirar y con ello rejuvenecer los tejidos conectivos, (fascia) ligamentos, tendones articulaciones y el líquido sinovial y los canales de energía o meridianos que recorren estos tejidos.   La premisa básica de Yin Yoga es que el cuerpo tiene un tejido Yin y un tejido Yang.   Tejido Yin es el hueso y el tejido conectivo. De acuerdo con la teoría taoísta (que es la teoría que da base al Yin Yoga), el tejido yin es el tejido que se encuentra a profundidad, el que se encuentra más cerca del núcleo, es lento para cambiar, misterioso, fresco o frío, y receptivo.   Tejido Yang, o músculo, está más cerca de la superficie, es activo, dinámico, flexible y tibio o caliente.   Para “mejorar” el tejido Yin, hay que trabajar a profundidad, con un trabajo largo, sostenido y sin movimiento. El tejido Yin, cuando se ejercita adecuadamente, se flexibiliza. El rango de movimiento y la flexibilidad esta influenciado principalmente por el tejido corporal Yin.   Del mismo modo, el tejido Yang necesita ejercitarse de forma Yang: con movimientos repetitivos, rítmicos, como correr o como diversos estilos de yoga dinámicos, tipo Bikram Yoga, Vinyasa etc. El tejido Yang, cuando se ejercita, se vuelve más fuerte.   Dado que el tejido Yin comprende nuestras articulaciones y el tejido conectivo, el Yin Yoga mejora y beneficia a las articulaciones y a la fascia, mantiene el cuerpo flexible, fluido y con la capacidad de moverse a través de un rango amplio de movimientos.
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